domingo, 21 de abril de 2013

Alba.

Creo comprender como es que apareces, lo se pues siento tu cabello, cuando mi mano roza tu cuello.Pero tal vez puedas quedarte solo esta vez.

miércoles, 10 de abril de 2013

Humo espeso.

Una mañana con mucho  humo de los vehículos, caminaba junto a una mujer, vestía pantalones azul, camisa blanca y cabellos rojizos, en mi caso estaba de manera amorfa; dimos unos pasos y llegamos a un semáforo  un hombre se tropezó a mi lado y pidió la hora, le mire y le dije son las 10:27 am, el sigue hablándome y volteo a mirar a la mujer que estaba a una cuadras de mi, sonriendo y manifestando que debía ser fuerte, el hombre tomo mi brazo sujetándole fuerte, me pide que lo acompañe a un viaje eterno, le digo que me suelte y me besa, es el beso mas lento y suave que viví ; mis manos se van deslizando por su cara hasta llegar a su cabellos, siento cada palpitar de su corazón  la textura de sus labios, la fuerza de ser por no separar ese momento, el beso sigue y empiezo a dar pequeños besos en su labios como si estuviese sellando un trato, la cara del este hombre se transforma en amorfidad y donde estaba el semáforo solo existe una montaña muy grande, tal vez muy similar a la del monte Fuji, los arboles con sus copas muy altas se baten uno contra el otro, se empieza a sentir el frió del aire como si una terrible calamidad siguiese. Al intentar sostener la mano del hombre, este no esta, la montaña cada vez se acerca mas como si naciesen de ella raíces tan grandes que la atraen contra mi; de un momento a otro la montaña se detiene y yo estoy enfrente de ella, se abre en muchas partes como clóset, y lo que era una humana cotidiana y amorfa para a ser un objeto muerto que es dirigido a uno de los compartimientos de la majestuosa pero mortal montaña.

Observo como poco a poco la calle vuelve a ser cotidiana, ruidosa y simple, pero seguiré encerrada en aquella parte asfixiante de la montaña.